LOS RETOS DEL CNP

Por Agustín Suárez Ramones.

En esta oportunidad me limito a unas breves y sencillas reflexiones en torno al presente y futuro de nuestra organización gremial, que es la única de carácter periodístico-sindical en Colombia y como tal debería desempeñar un papel más protagónico a nivel interno y externo.

El Colegio Nacional de Periodistas de Colombia afortunadamente cuenta con profesionales de altísima calidad y amplia trayectoria, que han sido inconscientemente subutilizados por fallas de organización y otros que por diversas causas se retiraron y se mantienen independientes, pero que seguramente retornaran al seno del CNP cuando vean que rectificamos el rumbo y volvemos por nuestros fueros como auténticos representantes del periodismo colombiano.

No resulta lógico entonces,  que organizaciones nuevas y pequeñas, que tienen que ir a la provincia para enterarse de lo que sucede con el gremio, continúen actuando como nuestros defensores y capacitadores, manejando los generosos recursos de países amigos, mientras nosotros, que somos quienes le ponemos el pecho a la brisa, nos debatimos en la inequidad y el abandono.

En las distintas regiones hemos recibido a los compañeros de esas organizaciones, ya sea adelantando investigaciones en torno a la libertad de prensa, amenazas contra periodistas o la autocensura. También realizando talleres de capacitación y actualización. Viajan con todas las de la ley y con excelentes viáticos y buena remuneración por su trabajo. Y los eventos los realizan en los mejores hoteles de cada ciudad, proporcionando buen material e incluyendo refrigerios y almuerzos para todos los participantes.

Eso está bien y me parece loable. Pero la pregunta es, ¿Porqué no puede  cumplir esa labor el Colegio Nacional de Periodistas, si cuenta con las diferentes seccionales y con el personal idóneo para ello?

Cuando hemos realizado eventos binacionales de periodistas en Cúcuta, siempre se han destacado los miembros del CNP. En una ocasión lo hizo Alcides Antonio Jáuregui. En otra, Gabriel Narváez, quien ocupaba la Presidencia Nacional. En las demás nos ha correspondido a los locales, pero siempre la imagen de la nuestra entidad ha quedado en alto.

Si el CNP elabora un excelente portafolio de servicios, con unas campañas claramente definidas y recurre a los gobiernos de países amigos, muy seguramente logrará la financiación necesaria no solo para sacar avante los programas propuestos, sino también para fortalecer la integración gremial y facilitar los desplazamientos de sus directivos hasta las diferentes seccionales y no como sucede actualmente, que cada quien tiene que echar mano de su bolsillo o implorar la ayuda de amigos o funcionarios.

La nueva Junta Directiva debe establecer, sin pérdida de tiempo, convenios con el gobierno nacional, especialmente con el Ministerio del Interior, en materia de protección, no solo de sus afiliados, sino de los periodistas en general, solicitando los equipos necesarios para el permanente monitoreo regional y exigiendo agilidad en la toma de decisiones en caso de amenazas contra la vida e integridad física de los comunicadores en cualquier lugar del territorio colombiano.

La profesionalización  debe figurar también en la agenda de prioridades, no como un esfuerzo aislado de un directivo determinado, sino como un propósito común del Colegio Nacional de Periodistas, especialmente ahora cuando se ha comprobado hasta la saciedad que los nuevos profesionales de la comunicación en su gran mayoría egresa sin las bases académicas y éticas necesarias que cumplir con el natural relevo, toda vez que sus profesores, con muy contadas excepciones, son teóricos que se graduaron y se quedaron de catedráticos, sin haber tenido la experiencia de hacer parte de una sala de redacción y afrontar las dificultades propias de la profesión.

Este  es un derecho adquirido, si tenemos en cuenta el tiempo que cada uno de los afiliados lleva en el ejercicio profesional y que el gobierno central a través del Ministerio de Educación Nacional nos reconoció como profesionales al momento de otorgarnos la desaparecida Tarjeta Profesional.

Nosotros no vamos a hacerle competencia desleal a las facultades de periodismo, ya que legalmente podemos ejercer nuestra profesión con o sin título universitario. Pero los centros de enseñanza superior si están en deuda social con el periodismo colombiano, teniendo en cuenta que inicialmente utilizaron a los autodidactas para poner en funcionamiento las facultades y luego los desecharon como material inservible al que miran por encima del hombro.

La elaboración e impulso de un Proyecto de Ley a través del cual se reglamente adecuadamente el manejo de la pauta publicitaria gubernamental, a fin que su asignación corresponda a las necesidades del servicio en términos de equidad y no a la decisión caprichosa de los mandatarios de turno para premiar o castigar a los medios de comunicación, en perjuicio de la libertad de prensa y para retribuir favores políticos, como lamentablemente ha venido ocurriendo a lo largo y ancho de la geografía colombiana, debe ser otro objetivo inaplazable.

Actualmente un concejal o diputado pierde su reelección e inmediatamente si es amigo del mandatario,  busca un espacio radial para crear su propio informativo y quedarse con buena parte del presupuesto publicitario oficial, mientras para los programas de los periodistas profesionales se  otorgan los contratos a cuentagotas.

Esto lo saben perfectamente los llamados piratas incrustados en la radio regional, quienes no vacilan en señalar que para ganar bien no se necesita saber mucho de periodismo, sino, ubicarse adecuadamente en los diferentes sectores partidistas y mantenerse muy cercanos a los jefes, vendiendo sus conciencias, si es que algún día la tuvieron.

El Colegio Nacional de Periodistas mantiene desde siempre su cita con la historia y considero que este es el momento propicio para recomponer las cargas, reasumir nuestras responsabilidades y enrumbar definitivamente a la institución por el sendero que le corresponde. Los resultados dependen de todos nosotros.